Un pueblo arrinconado. Doscientos habitantes. Una noche de invierno. Para recuperar recetas de cocina popular, los lugareños son convocados a una cena a la qua cada uno deberá llevar un plato cocinado según alguna receta local.

Un acto al margen de todo 'glamour' resulta ser una joya para los ojos, la cámara y el alma.